La semilla ha de ser plantada y morir como tal para que de ella brote más vida. Solo muriendo a una determinada mentalidad podremos dar cabida a la novedad que el EspÃritu despierta en nuestro corazón.
“Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda como un solo grano; pero si muere, da mucho fruto».

Lectura
- Juan 12,24