Dios libra, guarda y protege cuando hacemos un voto con Él. Toda semilla brota y todo árbol da fruta y sombra. La semilla de Dios, está sembrada en el corazón de todos los hombres. Solo de ellos depende hacer que crezca y dé su fruto.
“Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.”

Lectura
- 1 Juan 3, 9