El ojo humano siempre busca la grandeza y se deja deslumbrar por lo llamativo. En cambio, Dios no mira la apariencia, Dios mira el corazón y le gusta la humildad. Por eso, la humildad es el camino que lleva al Cielo.
“Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría.”

Lectura
- Proverbios 11,2