Elegir la Vida plena es buscar la fecundidad de una vida abundante. Nuestra vida cotidiana suele estar muy limitada por un estilo bastante mediocre y muy disperso. Por eso precisamos del aliento de Dios que nos invita al compromiso y servicio a los demás en plenitud de comunión con Él y nuestros hermanos.
“El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.”

Lectura
- Juan 12, 25